Y como se me acusa falsamente de no permitir una "relación directa y regular" entre mi hija y su padre, el tribunal no encontró nada mejor que enviar una orden al Jardín Infantil, para que él pueda visitarla toda vez que él quiera, siempre y cuando "no interfiera con las actividades normales de la niña".
Como el tipo es obsesivo, desde el 25 de Julio -es decir 10 meses después de haber golpeado a mi hija y haber dejado de visitarla- él aparece en la salita de clases de mi hija y se instala con su madre durante una hora y media sentados en la misma mesa con todos los niños.
Así ha venido siendo desde entonces todos los días. Visitas diarias de una hora y media, entorpeciendo sus trabajos, distrayéndola en los recreos, ofreciéndole regalos, premios, chocolates, juguetes.
En el Jardín Infantil tienen miedo de no cumplir con lo que el tribunal ordena, pero ya ceder al punto de permitirle permanecer tanto tiempo en la sala todos los días no es algo normal ni para mi hija, ni para los otros niños ni para nadie.
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