"No si estas son fotos artísticas", dijo el padre de mi hija cuando presenté estas fotos como pruebas en el tribunal.
Estas fotos fueron tomadas en su departamento, al igual que muchas otras de otras mujeres todas posando en los sillones, cama, chaise longue y cuanto rincón había en ese departamento donde mi hija muchas veces estuvo.
La jueza cree que yo las photoshopeé. Sin embargo fueron bajadas directamente de los sitios web de prostitutas donde estas chicas ofrecían sus servicios y que hoy, para mi mala suerte, ya no existen.
También me dijeron que eran parte de la vida personal del dueño de casa. Estoy de acuerdo y lo respeto. Pero no quiero a mi hija en ese ambiente ya que él ha demostrado no saber separar las cosas.
El tribunal pidió al ciber crimen periciar las fotos para ver si eran reales, pero pero ese peritaje tampoco llegó a tiempo. Y por lo demás, ¿qué se habría logrado? El padre de mi hija se cambió de departamento y cambió el tapiz de todos los muebles pese a que mostré fotos familiares en ese loft explicando que se trataba del mismo lugar y los mismos objetos. Esas fotos no las publicaré porque también sale mi hija.
No quiero que ella esté a cargo de un hombre que incluye en su vida actividades como éstas junto con el tráfico de drogas que lo rodea. Menos si el tipo no controla impulsos ni el acceso de este tipo de personalidades en su casa. Entre sus amigos existen extranjeros con órdenes de expulsión del país por tráfico de drogas y estupefacientes. Amigos pagando multas en UTM y con firma diaria. Lo visitan, salen y se fotografían semi desnudos en grupo subiendo las fotos a internet.
Sorry, pero no. Mi hija donde mis ojos la vean. Antes presa que arrepentida.
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