
Y así es como perdí el juicio: La prueba más contundente, el peritaje sicológico que señalaba que el padre de mi hija es un peligro para ella, llegó fuera de plazo dada la complejidad del resultado.
Y la jueza, prefirió rechazar mi demanda en vez de intentar leer el documento y entender que esto no se trata de una guerra entre los padres, sino que en lo que garantice la integridad física y sicológica de mi pequeña hija de tres años.
No acogieron la prueba y me obligan a entregarle mi hija a este hombre, al que jamás volveré a mencionar como "padre", en dos tandas de 15 días consecutivos, y fin de semana por medio.
Sigo con orden de arresto, estoy escondida. Y prefiero mil veces irme a la cárcel, antes que destruyan la infancia de mi hija.
La justicia opera desde la forma, no hay excepciones aunque el fondo sea determinante para cambiar el curso de las cosas. Acá cada uno cuida su pellejo y nadie se la juega por la persona más indefensa. Y lo que es peor, me están enviando presa por ser la única que cuida a esa personita.
Tengo fundamentos contundentes, imparciales que demuestran por qué ese hombre ha hecho todo lo que ha hecho, y que anticipa todo lo que podría llegar a hacer. Pero parece que eso no importa. Tiene que haber un nuevo "incidente" en la vida de mi hija, para que yo pueda demandar de nuevo.
"¿Señora consejera, si o no que es rico dormir con niños?" - Dijo el hombre disfrazando su manía con estilo de galán, sin levantar sospecha alguna!
Apelaré y seguiré luchando. No quiero a mi hija en ningún diario ni estadística.
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